https://youtu.be/Tv1XL1akTco
El fanatismo es una especie de locura donde el interlocutor no puede reconocer el espacio ni oír con calma o peor comprender el espacio y la postura intelectual del otro como lo definiría el maestro Octavio Paz. El fanático es incapaz de reconocer su error o de aceptar la corrección educada y oportuna y discreta de su interlocutor y eso es un fanatismo demencial de alguien que si es poderoso incluso es peligroso tratar de hablar con él o peor demostrarle con hechos que está equivocado. El individuo pura y cristalinamente loco puede ser inofencivo o en su postura opuesta violento y peligroso, es decir un sicópata que siente placer al quitarle la vida a otras personas, por ejemplo. El loco inofensivo también puede ser un idealista convencido de ser un misionero o parte de algún proyecto divino y suicida como por ejemplo Jesús que sabía perfectamente que lo iban a liquidar en Palestina y sin embargo siguió adelante. Hay tipos de locuras iluminadas que ya no pueden ser reprimidas ni criticadas por la sociedad por el simple hecho de que son admiradas y reconocidas con grandes fortunas, por ejemplo, como en el caso de los grandes pintores cuyos trabajos a simple vista nos parecen unos garabatos realizados por algún niño de kinder pero que al averiguar su valor en el mercado, bueno, estamos dispuestos a reconocer que son las obras plásticas de un genio. En el antiguo código de Bushido de los japoneses como por ejemplo el de los kamikases el rendirse no era algo aceptable ni tenía honor y aunque la Convención de Ginebra prohibía la tortura de los enemigos que se rendían durante una guerra o de su asesinato, los japoneses consideraban que un guerrero debía si era necesario morir frente al enemigo y ese era uno de los motivos por los que algunos pilotos al ver todo perdido se enmbarcaban en unos aviones Mitshubishi con combustible únicamente para el vuelo de ida y evadiendo el sistema defensivo se estrellaban contra los buques y portaviones estadinenses durante la segunda guerra mundial. Este tipo de locura también puede convertirse en algo colectivo con la interpretación errática de un libro sagrado como el Coran y entonces tenemos el caso del pequeño y frágil terrorista Van Atta que se infiltra dentro del sistema estadinense y secuestra junto con sus amigos un avión comercial para luego irse a estrellar contra una de las torres gemelas de New York. Y así podría mi querdio pana de toda la vida Walter Paul seguir disertandote sobre un millon de situaciones en las que te estaría siempre demostrando que el fanatismo es en realidad también una forma de estar loco de remate.
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